Hoy es el día del Inventor Internacional y para celebrarlo hemos querido hablar sobre el padre de la increíble tecnología de la impresión 3D, Charles W. Hull.
Hace 30 años, Hull desarrolló la primera máquina que revolucionaría la industria y que haría posible imprimir cualquier cosa en 3D sin pensar en aquél entonces en las posibilidades que hoy ofrece esta tecnología.
Una tecnología que se ya ha traspasado el sector tecnológico y a día de hoy se utiliza para cualquier ámbito que requiera de una impresión en tres dimensiones, ayudando a las empresas a mejorar la eficiencia, la calidad e incluso su productividad y siendo muy útil especialmente en la creación de prototipos, según cuenta su inventor.
«Yo trabajaba para una empresa en la que necesitábamos hacer objetos de plástico, para probar prototipos de nuestros productos, y era muy trabajoso. Había que hacer primero un molde, para luego inyectar el plástico… Pensé que sería más fácil si pudiera fabricar el objeto directamente, creándolo capa a capa con el mismo plástico».
Precisamente, la creación de prototipos fue el motivo por el que Hull la creó en el laboratorio donde trabajaba como ingeniero durante la década de 1980. Aunque inicialmente la impresora 3D fue desarrollada para ayudar a ingenieros a armar prototipos, pronto descubrieron que su aplicación sería más amplia.
La industria del automóvil fue una de las primeras en ver esta tecnología como una ventaja en su desarrollo, y aunque avanzó lentamente durante décadas, le siguieron los ámbitos dental y médico, entre otros muchos hoy, incluso aficionados.
En 2014, Hull recibió el premio reservado a países no europeos en la gala celebrada en Berlín por la Oficina Europea de Patentes para reconocer a los inventores.
Actualmente, con la ayuda de la impresión 3-D y la evolución digital, las empresas pueden producir un diseño de alta calidad.